Acabas de empezar tu entrenamiento. Todo va bien y estás rebosando ambición para conseguir alcanzar tus metas fitness. Parece incluso que te tienes que frenar para que el cuerpo no se te dispare. Pero después de algunas semanas la motivación empieza a decaer y empieza la cuesta arriba. No te preocupes, es totalmente normal y le pasa a cualquiera. Estos consejos te ayudarán a encontrar y definir tu propia estrategia de motivación para tener un plan al que atenerte.
Cuanto más a menudo te imagines algo, más posibilidades tendrás que se haga realidad. La mayoría de deportistas de élite imaginan los partidos, carreras o competiciones una y otra vez para promover el éxito. De la misma forma funcionan tus objetivos de entrenamiento. ¿Quieres correr más rápido o prefieres conseguir un cuerpo más fuerte? Empieza por imaginarte los resultados con todos tus sentidos. Imagina cómo te sentirás cuando alcances tus objetivos.
Así es como funcionan los objetivos ¿Te gustaría perder peso? Entonces deberías visualizarte perdiendo peso. Imagínate cómo sería llegar a esa meta. Imagina el resultado con todos los sentidos. ¿Cómo se ve tu cuerpo en el espejo? ¿Cómo se sienten los músculos al tacto?
Imagina el resultado con todos tus sentidos
¿Qué podré hacer con un cuerpo más fuerte? ¿Cómo se sentirán los músculos al tacto? Usa el poder de las palabras y anímate en voz alta para promover tu salud mental. Practica estrategias de mindfulness para ayudarte a ganar confianza.
Por supuesto la motivación fitness y el rendimiento varían día a día. A veces te sientes en forma y con mucha energía y otros días te sientes débil y sin ganas. Las causas de estos cambios no son físicas, normalmente sólo se trata de tu mente jugándote una mala pasada. Construir músculo tiene que ser algo divertido y tienes que llegar a esos resultados, si no tu motivación se resentirá. No le des al aburrimiento la oportunidad de interponerse en tu camino y aplícate estos trucos:
A medida que avanza el día tu parte más débil crece. Cuando llegas a casa después de un duro día de trabajo lo único que quieres es relajarte en el sofá. Y cuando te sientas ya no te puedes volver a levantar. Intenta vencer tus debilidades y entrena por la mañana. También puedes hacer una rutina que te dará energía para empezar bien el día.
¿No eres una persona de mañanas?
No pasa nada. Todo lo que tienes que hacer es liberar el camino de obstáculos. Por ejemplo: prepara la bolsa del gimnasio la noche anterior y llévatela a la oficina o ten tu ropa preparada para cuando llegues a casa, así podrás ir directamente al gimnasio o salir a correr sin la tentación de saltarte el entrenamiento. Cuando termines, agradecerás haber hecho el esfuerzo. También puedes incluir una rutina de estiramientos por la mañana para empezar con buen pie.
No hay nada mejor que alcanzar tus metas. Pero para llegar tienes que retarte constantemente para seguir haciendo ejercicio de forma regular. Si no tienes una meta clara será más fácil que te rindas. Así los nuevos retos son la clave para lograr tus metas más a largo plazo.
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